Oportunidad comercial
Apunta México a ser líder exportador de atún
El fallo de la OMC a favor de México sobre la disputa que restringe la comercialización del atún mexicano en EE UU representa la apertura a mayores posibilidades de la industria atunera para ingresar a los mercados internacionales.
Tras el fallo definitivo de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a favor de México por la disputa sobre los efectos restrictivos que ocasiona la etiqueta “DolphinSafe” a las exportaciones de atún mexicano al mercado estadounidense, este país latinoamericano podría estar desarrollando un gran potencial de producción y exportación de atún aleta amarilla que le generaría al país divisas por al menos USD350 millones al año, en un plazo no mayor a dos años.
Después de más de dos décadas, cuando EE UU empezó a impedir la comercialización del producto, México recibió el fallo que determina como "discriminatorio" que EE UU haya negado al atún mexicano el etiquetado "delfines seguros" (DolphinSafe) bajo el argumento de que los métodos utilizados por la flota mexicana de pesca de atún de aleta amarilla no cumplía con las normas para respetar la vida de los delfines.
La postura de la OMC con la queMéxico demostró que ejerce una pesquería sustentable con una incidencia del 0,1%, genera mucho optimismo a la industria pesquera y acuícola nacional, porque es un elemento que contribuye a abrir mercados como el de la Unión Europea.
Para el país y los empresarios atuneros, la decisión es un fallo histórico en el marco del Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos al Comercio (OTC) de la OMC, debido al uso creciente de etiquetas y significa un reconocimiento a las acciones que durante años de lucha se han emprendido para poder consolidar el mercado de atún mexicano.
De acuerdo con sector empresarial, este fallo a favor de México para nada significa que se descuidará el consumo del mercado interno, el cual por muchos años lo mantuvo a flote y les da la razón al empeño de mejorar las prácticas de captura de especies marinas y ser reconocidos por instancias internacionales.
Cabe mencionar que México ocupa el puesto 12 en el mercado mundial, que es liderado por España, y el Estado de Sinaloa es el principal productor. La flota pesquera de atunes está compuesta por 73 barcos de 700 toneladas hacia arriba y alrededor de 37 barcos vareros de menor capacidad, que genera 10.000 empleos directos.
EE UU perdió el pasado 16 de mayo su último recurso legal en un conflicto durante el cual se ha obstaculizado de distintas formas la entrada del atún mexicano al mercado estadounidense desde 1980, primero por medio de embargos y luego con barreras no arancelarias.
El Órgano de Apelación de la OMC ratificó que el sello “DolphinSafe”, otorgado por el gobierno estadounidense con el objetivo de proteger la vida de los delfines, se le ha negado a los pescadores mexicanos de manera discriminatoria.
Si bien el atún procesado mexicano puede ser exportado a EE UU y venderse ahí en pequeñas tiendas enfocadas principalmente al mercado latino, ninguna de las grandes cadenas minoristas de ese país lo coloca en sus anaqueles, argumentando que no porta el sello.
Según las reglas de la OMC, antes de 30 días a partir del fallo, se formalizará la adopción del informe, a partir de lo cual EE UU contará con un plazo de hasta 15 meses para cumplir con las recomendaciones del Órgano de Apelación.
Después de estos 15 meses, si EE UU no cumpliera con lo establecido por la OMC, entonces México podrá imponer represalias comerciales.
El sello “DolphinSafe” se le ha negado a México aún cuando utiliza un método que atrapa atún adulto, emplea buzos para sacar a delfines que se lleguen a quedar atrapados y obliga a llevar observadores independientes para verificar maniobras de protección al cetáceo.
José Carranza Beltrán, presidente del Grupo Pescados Industrializados, SA (Pinsa) consideró que México debe aprovechar la oportunidad para recuperar no solo el mercado de EE UU, sino también el europeo, que también restringió la entrada de atún mexicano, tras la petición de organizaciones no gubernamentales por el supuesto daño al delfín y en cuyo continente se paga hasta tres veces lo que pagan los consumidores mexicanos.
El empresario señaló que para ello será necesario recobrar la flota pesquera y construir alrededor de 10 barcos, cuyo costo oscila entre USD20 y USD25 millones cada uno, pero que daría la posibilidad de pescar al menos 50.000 toneladas más anualmente.
A pesar de que en México el consumo es de 170.000 toneladas de atún, y solo se producen entre 125.000 y 130.000 toneladas —es decir que se tiene un déficit de 40.000 toneladas—, el compromiso de la industria es seguir abasteciendo el mercado interno.
Sin embargo, se podría suministrar con otros productos como el barrilete, que tiene el mismo grado de proteína pero que es más barato y destinar el de aleta amarilla a la exportación.
"Poder vender (barrilete) al pueblo mexicano y ayudarnos con los ingresos que tenemos de las ventas de un producto de primera calidad que en Europa lo pueden pagar. Aquí no se podría vender porque es bajo el poder adquisitivo de una gran parte de la población", dijo Carranza Beltrán.
Tras informar que la construcción de barcos requiere periodos de entre 18 y 24 meses, advirtió que para aprovechar las oportunidades se requerirá de que tanto la banca de desarrollo como la privada en México decidan aceptar las hipotecas navales, es decir que los empresarios aporten 20 % del costo de la unidad y se les acepte que al mismo barco recaiga una hipoteca por un 80 %, que se pueda pagar en un plazo que permita sacar los gastos de operación.
Rafael Ruiz Moreno, vicepresidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA) en la cartera de Pesca y Acuacultura coincidió en que se requiere una ampliación de la flota atunera para poder incrementar la producción y aprovechar la oportunidad de exportación a otros países.
"Entre 8 y 10 barcos más deben construirse para ampliar la flota y poder satisfacer la demanda internacional, pero sin descuidar nuestro mercado interno. Existe mucho interés por parte de los inversionistas y empresas porque es un negocio con mucho potencial", aseguró Ruiz Moreno.
Por su parte, el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Pesquera y Acuícola (Canainpesca), Francisco Márquez Narváez, aseguró que México tiene un mercado fuerte que se consolidó a partir del cierre de las oportunidades de exportación, convirtiéndose el atún en un producto básico de la alimentación de los mexicanos.
Dijo que el mercado de EE UU representa una gran oportunidad para que el atún mexicano en sus diversas modalidades pueda venderse en las cadenas de supermercados, ya que México tiene la capacidad, a pesar de que una gran parte de la flota se perdió.
Señaló que en México únicamente 45 de los 73 barcos atuneros están en condiciones óptimas de trabajo; sin embargo, se cuenta con infraestructura y alta capacidad en plantas de procesamiento y redes de frío, por lo que si realmente viniera un crecimiento debe ser a la par, entre lo que es infraestructura en tierra como en el mar (que son los propios barcos).
Para el titular de Canainpesca si bien no hay precisión de cuánto se podría exportar a partir del fallo de la OMC, la industria pesquera ya ha presentado un proyecto para la reconversión de la flota atunera con el Gobierno Federal.
"Esperemos que el proyecto se tome con seriedad porque sí vale la pena, se han hecho bien las cosas. Hay un proyecto de Gobierno y esperemos que se pueda renovar o reponer la flota", expresó.
Para hablar sobre el impacto benéfico que dejará la resolución de la OMC, el Comisionado Nacional de Acuacultura y Pesca, Ramón Corral Ávila, dejó en claro que la etiqueta "DolphinSafe” ya no será un impedimento para duplicar la exportación de atún mexicano aleta amarilla que se tenía antes del embargo atunero.
Corral Ávila indicó que, a raíz del embargo atunero, hace unos 22 años, se fortaleció el mercado interno y actualmente se consumen unos 3 millones de latas de atún diarias y su pesca vale USD280 millones, ubicándose como la principal industria en Mazatlán.
“A los americanos no les conviene no cumplir con un mandato de la OMC, que según las reglas, tendrá 15 meses para cumplir con las recomendaciones y sanciones que se le impongan y se podrá dar el crecimiento en la exportación de atún mexicano”, señaló.
Comentó también que se tiene una sobredemanda y ha ido creciendo el consumo del atún por el sabor que tiene, pero hay que buscar la forma de trabajar con los métodos que utiliza la flota mexicana ante la disminución de la producción, más que a consecuencia del cambio climático, por los métodos que depredan atunes juveniles entre otras especies y que no permiten su repoblación. Reconoció que, actualmente, alrededor del 10% de la producción de atún se importa para abastecer la demanda del mercado interno.
El gobierno de México publicó en el Diario Oficial de la Federación el acuerdo por el que se establece veda temporal para la pesca comercial de las especies de atún aleta amarilla, patudo, aleta azul y barrilete en aguas de jurisdicción federal mexicana del Océano Pacífico.
En el ordenamiento se detalla que la veda comprenderá los siguientes periodos de prohibición:
I. De las 00.00 horas del 18 de noviembre del 2012 hasta las 24 horas del día 18 de enero del 2013.
II. De las 00.00 horas del 18 de noviembre del 2013 hasta las 24 horas del día 18 de enero del 2014.
El primer embargo atunero entre México y EE UU se originó por ciertas ventajas comparativas entre la flota mexicana en relación a la estadounidense que conllevaron al conflicto.
Las principales causas se concentraron en los siguientes aspectos: en la zona económica exclusiva de México abunda el atún aleta amarilla especie altamente cotizada en el mercado mundial, la entonces magnitud de la pesca cerquera mexicana que permitió capturar gran cantidad de atún a precios muy competitivos, el bajo costo del transporte mexicano hacia las empacadora instaladas en zonas costeras, la diversificación por parte del país hacía el mercado europeo, iniciativa que propicio que la dependencia económica de México hacía EE UU disminuyera.
El segundo embargo frenó de manera indiscutible el desarrollo de la industria atunera mexicana. Al registrarse la cancelación de 40.000 fuentes de empleo, el cierre y deterioro de empresas, al perderse el 40% de la flota comercial, el costo de haber eliminado toda posibilidad del crecimiento de las exportaciones mexicanas en los mercados internacionales, principalmente en el atún procesado y la producción de conservas y lomos congelados.
Así también el embargo costó a México pérdidas anuales de hasta USD150 millones, reducción en la capacidad de acarreo y descensos en los índices de captura del atún.
El levantamiento del segundo embargo fue un proceso complicado en el que la posición estadounidense se mostró fragmentada entre el Gobierno, las empresas enlatadoras y los grupos ambientalistas. De ahí que este llegó a su fin hasta el 2004, cuando el Departamento de Comercio de EE UU dio por terminada la prohibición.
Actualmente, las embarcaciones mexicanas no matan delfines, debido al perfeccionamiento de las técnicas de captura del atún y a las mejores tecnologías de las embarcaciones, hecho que ha sido certificado por organismos internacionales de protección a la fauna marina que siempre viajan en los barcos. Por lo tanto, la industria atunera mexicana modificó no solo su pesca, sino también la comercialización misma del atún.
Un ejemplo representativo es que hoy en día Japón es el principal cliente del atún mexicano criado en granjas. Sin embargo, es preciso reconocer que lo que ayudó a México contra el embargo atunero fue lograr que el mercado doméstico se convirtiera en el principal consumidor de atún.
A raíz de la imposición de los embargos, el país desarrolló tecnologías y procedimientos en la protección a los delfines mediante normas que se han ido actualizando. Además de que cuenta con un amplio espectro legislativo en materia marítima. Más aún en los últimos años en los foros internacionales se ha destacado por tener un papel relevante en la defensa de las especies marinas y en particular de los delfines.