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Ponencia

Alimentos: una alianza entre Latinoamérica y China que genera ganancias, pero al mismo tiempo crea roces en la región*

Desde hace algunos años, se ha anunciado que Latinoamérica, podría posicionarse como la despensa alimentaria del mundo. Gracias a su extensión de más de 42.243.000 km² y sus importantes recursos naturales, la región ha tratado de aprovechar su ventaja competitiva para abastecer a varios mercados mundiales.

Por: Alejandro Godoy**

Primero, se pensó en abastecer hasta hace algunos años al mercado estadounidense, sin embargo, con la visión de la Unión Europea de contar con una presencia cada vez mayor en los mercados latinoamericanos.

No obstante, China llegó pisando fuerte, demandando desde materias primas hasta alimentos. Wang Yunkun, subdirector del Comité Agrícola del legislativo, señaló al diario oficial que las firmas chinas tienen que seguir buscando cultivos en el exterior, ya que el país asiático cuenta con la tecnología, el capital y la mano de obra para desarrollarlos, pero carece de tierra cultivable: menos de un 11% del territorio chino es susceptible de acoger cultivos. "Países como los de América Latina, por ejemplo, tienen terrenos cultivables y necesitan de nuestra tecnología e inversión. Nuestras compañías son bienvenidas allí, es una solución en la que las dos partes salen ganando", aseguró Wang.

Sin embargo, América Latina prendió las alarmas por las consecuencias que podía tener a nivel comercial la imponente presencia de China en los mercados internacionales, en el momento en que la región se vio inundada por una gran cantidad de mercancías provenientes de este país a comienzos de la década de los años noventa del siglo XX. Tal realidad, generó una verdadera preocupación por las consecuencias comerciales, políticas y sociales que se empezaron a observar tanto en el mercado interno como con sus clientes de otros países, especialmente en sectores en las líneas tradicionales de producción como los textiles y los calzados. Sin embargo, el impacto producido por este fenómeno, no se ha dado de forma uniforme en todos los países de América Latina.

En México, donde en los años noventa decidieron asentarse una importante cantidad de empresas maquiladoras que pensaban aprovechar el Tratado de Libre comercio firmado con EE UU y trasladaron sus operaciones al país azteca; debido a la importante competitividad de los bajos sueldos recibidos por los trabajadores chinos y por sus fábricas que “nunca duermen”.

Una importante cantidad de empresas decidieron trasladar su producción a China. En oposición a países como Argentina o Brasil, grandes productores de materias primas: como en el campo de la soja, han visto crecer su comercio positivamente con el país asiático, y como consecuencia de ello, el impacto de los lazos comerciales y políticos se ha fortalecido.

China está incrementando a una gran velocidad sus inversiones en el exterior, lo cual muestra de forma clara las repercusiones que su desarrollo económico están teniendo a nivel global. Motivos políticos, necesidades de recursos energéticos, búsqueda de acceso a marcas y tecnologías de prestigio mundial son los principales objetivos de esas inversiones que cuentan con el respaldo financiero de unas sólidas reservas de divisas.

En el caso de América Latina, y aparte de las inversiones financieras en paraísos fiscales como las Islas Caimán o las Islas Vírgenes Británicas, la inversión productiva de China se ha dirigido principalmente a Brasil, Perú, Argentina, México y Venezuela, en donde la energía y la minería los principales sectores receptores. Sin embargo, la necesidad de garantizar su producción alimenticia terminado por crear fuertes roces en la región a nivel de la competencia a nivel interno por atraer la inversión extranjera del gigante asiático.


*El contenido y las opiniones emitidas en este documento son responsabilidad exclusiva de sus autores.
**Profesor de la Facultad de Negocios Internacionales de la Universidad Santo Tomás de Colombia.