Oportunidades de negocio
La producción de maíz y soya podría competir en mercados internacionales
La ANDI dio a conocer los resultados del estudio sobre la competitividad del maíz y la soya en la altillanura colombiana, con el que se busca que el cultivo de estos dos productos sea sostenible, para que se puedan suplir las importaciones y exportar los excedentes.
El estudio fue realizado por la Cámara de Procultivos de la Asociación Nacional de Empresarios (ANDI) en asociación con un grupo de empresarios agrícolas que viene produciendo desde hace algunos años maíz amarillo y soya en la altillanura colombiana. De igual forma, contó con el apoyo de los distintos agentes de la cadena, inversionistas y el Consejo Privado de Competitividad.
Los tres principales ejes que desarrolló el estudio fueron:
1. En las tierras de la altillanura colombiana se deben realizar inversiones para mejorar la calidad de los suelos, infraestructura de almacenamiento y transporte, y generar sistemas adecuados de riego y adopción de materiales genéticos con acceso real y razonable.
2. El maíz y la soya son las principales materias primas necesarias para la producción de carne de pollo y cerdo. Dado que el consumo per cápita en Colombia de estos alimentos está muy por debajo de su potencial, en la medida que se logren producir estas materias primas a precios competitivos, se podría incentivar la producción de estas carnes.
3. Se pronostica que la demanda mundial de alimentos crezca de manera dinámica, de tal manera que parte de la producción de maíz y soya en la altillanura pueda destinarse directamente a los mercados.
El estudio se concentra en evaluar las diferencias en productividad y costos, e indaga en los factores específicos (precios, cantidad de los insumos, escala de producción, etc.) que pueden explicar la menor productividad o los mayores costos que en los últimos años ha tenido la producción de maíz y soya en la altillanura colombiana comparada con Brasil y EE UU, los principales productores mundiales.
La producción de cereales en el ámbito mundial es clasificada en principales y secundarios. Los primarios son arroz y trigo. En los secundarios se ubican maíz, sorgo, cebada, avena y centeno.
El maíz es el principal componente dentro del comercio de cereales secundarios, y su comercialización se destina principalmente a alimentación, producción de biocombustibles y para otros usos industriales.
El principal productor de maíz es EE UU y hasta el presente año sus exportaciones representan apenas el 14,46% de su producción, lo cual indica que el 85,54% restante se destina al consumo interno.
Desde 1961, la demanda mundial de maíz y soya ha permitido incrementar la producción. En el caso del maíz, la mayor producción se debe a mejoras en los rendimientos, que se han duplicado. En el caso de la soya, los incrementos se deben a mayores rendimientos de los cultivos y al aumento del área cosechada.
La producción de soya se encuentra mucho menos concentrada que la de maíz. La evolución del área cosechada de los principales países productores muestra que desde 1961 todos contaban con un área mucho más importante de maíz a diferencia de otros productos.
El desarrollo de Brasil, Argentina e India como productores de soya se dio en los últimos 40 años. Debido a estas experiencias, en especial la de Brasil, es que empresarios colombianos toman la decisión de analizar el desarrollo de la producción de soya en la altillanura.
En el caso de China, que es uno de los principales mercados a nivel mundial, es importante destacar que parece haber realizado una sustitución de cultivos de soya por los de maíz. Una consecuencia de ello es que el gigante asiático es un importador sobresaliente de soya y garantiza su consumo interno de maíz.
Durante mucho tiempo, los grandes empresarios han desarrollado la producción de maíz y la soya, principalmente como una forma de satisfacer su demanda interna y así garantizar su seguridad alimentaria.
En el caso de la soya, los tres mayores productores, destinan una cantidad importante de la cosecha a la exportación: EE UU (43%), Brasil (39%) y Argentina (13%). Principalmente a China que importa la mayor parte de la soya que consume (390%), pese a ser un gran fabricante.
Para los principales productores mundiales el maíz es principalmente un producto con destino al consumo interno, mientras que la soya tiene una perspectiva diferente en el mercado extranjero. Este hecho puede en parte ser una consecuencia de los precios internacionales que hacen de la soya un producto más interesante para la exportación.
En Colombia, el consumo de maíz amarillo se abastece por las importaciones. Los principales mercados de donde provienen son: EE UU, Argentina y Ecuador. El consumo de este en nuestro país es destinado principalmente a la fabricación de Alimentos Balanceados para Animales (ABA).
La soya, por su parte, es una leguminosa que se usa como fuente principal de proteína en la elaboración de Alimentos Balanceados para Animales. El consumo de este producto en Colombia ascendió a 375.000 toneladas en el 2009, de las cuales el 84% fueron importadas y el 16% restante corresponde a la producción nacional. El consumo de soya presentó un crecimiento de 1,88% promedio anual desde 1990 hasta el 2010.
La producción de maíz a nivel nacional se divide en dos: el maíz cultivado de forma tradicional y el tecnificado. El tradicional continúa ocupando la mayoría del área cultivada con 429.997 hectáreas, que representaron en el 2008 el 73%. Este tipo maíz tiene una baja productividad que se ha incrementado levemente desde 1987 y se encuentra ligeramente por encima de 1,5 ton/ha.
Mientras que el maíz tecnificado ha ganando participación en la producción nacional, debido al incremento del área cosechada (alrededor de 200.000 hectáreas) y al rendimiento que es casi tres veces mayor que el del maíz tradicional.
Este proceso de modernización del cultivo de maíz no ha generado un incremento significativo en la producción total del producto a nivel nacional, pero si ha implicado una redistribución geográfica de esta. Desde 1991 hasta el 2008 la producción en Antioquia, Santander, Cundinamarca, Caquetá y Nariño ha perdido participación en la fabricación de maíz mientras que Valle del Cauca, Meta, Tolima, Huila y Sucre se han consolidado gracias a la cosecha de maíz tecnificado, manteniéndose Córdoba como el mayor departamento que impulsa este mercado.
Mientas que la soya ha tenido caídas considerables a nivel nacional desde 1991, debido a la reducción del área cosechada. La producción de soya ha estado concentrada en tres departamentos: Valle del Cauca, Tolima y Meta. Actualmente, el Meta es el único departamento con una dinámica de crecimiento en la producción de este grano.
La Altillanura es una de las regiones que conforman la Orinoquía colombiana. La región está sometida a una prolongada estación seca y cuenta con suelos ácidos de baja fertilidad. Las características del suelo actualmente no representan una limitante al desarrollo de cultivos de maíz y soya en la medida que ya se ha desarrollado la tecnología requerida para la adecuación de los suelos. Por medio de la aplicación de cal y de fertilizantes, estos pueden ser adecuados para permitir un buen crecimiento de plantas de maíz y soya en medio de un régimen de lluvias apropiado para estos cultivos.
Para producir maíz y soya en la Altillanura de manera empresarial se requieren escalas mínimas muy superiores a las de la Unidad Agrícola Familiar (UAF) establecida. Estos cultivos en el ámbito mundial son mecanizados y los costos dependen de la escala de producción.
Con las actuales escalas de fabricación de la Altillanura, es claro que este es un factor que afecta demasiado los costos de elaboración. Con una producción de tan solo 20.692 hectáreas de soya en todo el Meta y de 16.487 hectáreas de maíz tecnificado, es de esperarse que los costos sean más elevados.
A nivel mundial hay una demanda creciente por maíz y soya en especial por la demanda de China y de EE UU que representan alrededor de la mitad del mercado mundial de ambos productos. Los altos costos de producción en la altillanura colombiana están relacionados con cuatro problemas estructurales:
1. Los bajos rendimientos obtenidos en la producción que hacen que los costos sean elevados.
2. La baja área actual de producción.
3. Existe un mercado que no promueve una concentración de los proveedores, un bajo nivel de competencia y precios de insumos más elevados.
4. La falta de concentración en la producción y negociación de insumos, generan elevados costos de comercialización.
Para llevar a cabo un mejoramiento en los rendimientos, es necesario promover la investigación y el desarrollo. Finalmente, debe mencionarse la necesidad de realizar un observatorio que permita desarrollar las variables más relevantes del sector como son productividad, costos de producción, precios nacionales de insumos y productos finales en diferentes niveles de la cadena de comercialización, precios internacionales de insumos y productos finales, cantidades vendidas, entre otros.